Sí, seguro que sabéis de quién os hablo. Y es que el mundo de la escritura y los escritores eran un nicho de mercado muy apetecible para ellos, y nada les llama más la atención que el olor del dinero fácil.

La comunidad de escritores es como un submundo, lleno de personas maravillosas, de currantes increíbles, unos se dedican sólo a escribir, otros tienen blogs, otros reseñan por placer, aquellos se dedican al marketing y a los servicios de CM, y otros se dedican a varios servicios editoriales, todo lo que un escritor puede necesitar está en las redes, a su alcance. Y eso, por desgracia, también llama la atención de los listillos.

¿Recordáis los vendedores del viejo oeste, que paraban con sus carruajes en los pueblos y comenzaban a vender sus productos a grito pelado? Pues los gurús de internet utilizan sus mismas técnicas.

Se graban un vídeo de un par de minutos y lo títulan: ¨Cómo escribir un bet seller¨, ¨Cómo ser un escritor de éxito¨, ¨Cómo vender tu libro a puñados¨…y con bonitas palabras nos hacen creer que ellos tienen la fórmula del éxito, la amalgama de ingredientes que suponen irremisiblemente un éxito comercial.

Y digo yo, lo más curioso es qué los miro, entro en su perfil, joder, ¿dónde están sus best seller? Si es tan sencillo, si se saben todos los pasos, ¿por qué no lo llevan a la práctica? Ya, todos sabemos la respuesta.

Lo siento, pero me pone de los nervios la gente que se aprovecha de la gente, y cada vez que veo un anuncio de estos lo reproduzco y miro a los ojos al gurú, pensando si realmente se cree lo que está diciendo, si realmente se da cuenta de lo feo que es aprovecharse de la gente.

Porque todos picamos, sobre todo cuando no sabes, cuando estás empezando. Todos queremos que nos lean, llegar a más autores, y como hay tanta demanda surgen estas serpientes encantadoras.

Por supuesto que hay excepciones, muchos cursos verdaderamente de escritura que dan profesionales como la copa de un pino, como Javier Peña o Ana Lena, escritores reputados que dan su opinión, que te dicen como ejecutan ellos su escritura, pero sin venderte el oro y el moro. A todos nos gusta nuestro oficio, y compartirlo con los demás, incluso si me apuráis vivir de ello, pero hagámoslo con decencia, sin aprovecharse de nadie, sin mentir, sin embaucar, sin engañar. El mundo está lleno de listillos, pero cuanto antes los desenmascaremos, menos caerán en sus redes.